Muerte en Tyneside by Eileen Thornton

autor:Eileen Thornton [Thornton, Eileen]
La lengua: spa
Format: epub
editor: Next Chapter Circle

24

Agnes todavía estaba analizando su reunión con Richard Harrison aquella tarde cuando escuchó que tocaban a su puerta. Al principio, ella no respondió, pensando que Harrison podría haber descubierto su número de habitación. No sería difícil; un hombre tan atractivo podría convencer a cualquiera de las recepcionistas para que le dieran esa información.

Fue cuando escuchó la voz de Alan que ella se apresuró a la puerta y quitó la cadena para dejarlo pasar. Sin embargo, antes de cerrar la puerta detrás de él, se asomó con precaución por el pasillo para asegurarse de que Harrison no estuviera espiando.

—Hablé con Morris, —dijo Alan, tan pronto estuvo adentro. —Me informó sobre lo sucedido.

Dado que no le respondió, se volteó y encontró a Agnes colocando la cadena. Aunque le complacía que siguiera sus recomendaciones sobre mantener la puerta cerrada con seguro, no podía evitar preocuparse por lo que ocasionó esto.

—Ese hombre está loco, —dijo Agnes, mientras se sentaba en una de las sillas junto a la mesa.

—¿Quién, Morris? —Alan arqueó sus cejas.

—No. No me refiero a Morris. Estoy agradecida de que estuviera allí. Estaba hablando del hombre que se hace llamar Harrison.

Extendió una mano y tomó una toallita de la cajita sobre la mesa junto a la cama y secó sus ojos.

—Dice que mi padre también es su padre. ¡Pero rápidamente le aclaré ese punto!

—Lo sé. Le dijiste que tu apellido de soltera era Morrison.

—Sí, efectivamente. —Agnes rió forzadamente. —Solo quería quitármelo de encima. No estaba segura de qué apellido darle hasta que vi a Morris. El apellido Morrison vino a mi mente enseguida. Pero entonces Richard sacó una foto y dijo que el hombre en la foto era su padre. Dijo que su madre la había tomado.

—Bueno, eso hay que investigarlo. No deberías preocuparte más con eso.

—Fue lo que pensé, —dijo Agnes, secando más lágrimas, —¡hasta que me mostró la foto!

Alan la rodeó por los hombros con un brazo.

—Quieres decir…

—¡Sí! La foto mostraba a mi padre de pie junto a un auto. —Sacudió la cabeza. —No sé cómo pude mantener la compostura. Todo lo que quería hacer era irme de allí.

Alan no encontraba palabras. Lo único que pudo hacer fue acercar a Agnes hacia él y abrazarla con fuerza.

—Pero aún hay más, Alan, —dijo Agnes, una vez que se calmó un poco. —Cuando regresé aquí, de repente recordé que mi padre no tenía auto en la época de la que estamos hablando.

Se liberó del abrazo de Alan y comenzó a caminar por la habitación.

—A menos que… —Agnes se detuvo de repente y se volteó para mirar a Alan. —¡Pero no! ¡No lo creería! No es posible, —agregó, después de pensar por un momento.

—¿Qué es no es posible? —preguntó Alan.

—Por un segundo, pasó por mi mente que mi padre podría haber tenido un auto en algún lugar sin conocimiento de mi madre, —respondió Agnes. —Pero estoy segura de que Papá no hubiera hecho eso. Harrison está tratando de confundirme para hacerme creer que mi padre fue infiel a mi madre. Es un pícaro y un mentiroso, —murmuró, golpeando la palma de su mano con su puño.

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